EL CEREBRO, LA MÚSICA Y EL TEATRO

El cerebro es el órgano encargado de mantener a la persona en contacto con el medio que le rodea y con todo lo que se relaciona con él. En este proceso controla cada acción y reacción del cuerpo. También funciona como regulador de las respuestas.  La actividad cerebral se lleva a cabo tras la activación de las neuronas del sistema nervioso central, cuya corriente eléctrica se traduce en lo que pensamos, sentimos y deseamos.

Se ha demostrado que el arte, en cada una de sus diferentes manifestaciones, tiene efectos en el área neurológica. Desde que los bebés nacen tienen la capacidad de percibir, por ejemplo, la música y responder a ésta. Incluso, cuando todavía están dentro del vientre materno, ésta sirve de estimulación cognitiva y emocional. El ser humano vive en todo momento sumergido en un mundo musical. Lo que para las personas representa algo natural, es el resultado de mecanismos neuronales complejos.

Uno de los profesionales que ha buscado explicar qué sucede cuando percibimos música es el científico argentino Robert Zatorre, uno de los investigadores del laboratorio Brain, Music and Sound de Canadá. La Fundación Beethoven lo reseña en el artículo ¿Qué le hace la música a nuestro cerebro? (2017). Según el experto en neurología, "una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas".  La música, en consecuencia, está vinculada a mejoras significativas en el funcionamiento cognitivo, como la memoria, en cualquiera de sus tipos.

El cerebro también pone en marcha mecanismos cuando de teatro se trata. La activación mental, tanto de los intérpretes como de los espectadores da origen a procesos de atención, concentración, comprensión de contenidos y hasta emoción y empatía.

Importante mencionar las neuronas espejo, que son aquellas que se relacionan empatizando con neuronas de otro cerebro. Las mismas se encuentran ubicadas en la corteza cerebral y realizan una integración entre lo visual y lo motor. Así se puede imitar acciones, movimientos y emociones. Un ejemplo de esto es cuando vemos a alguna persona hacer algo. El cerebro hace de forma automática una réplica de ese acto.

En el mundo de las artes, como la música y el teatro, las neuronas espejo son aprovechadas para aspectos como el uso del ritmo y la melodía, la imitación, la improvisación a partir de una pauta dada, la expresión corporal y también la oral. El teatro, en particular, es el mejor ejemplo de esto, ya que viene a ser como el espejo del ser humano o, mejor dicho, de todo lo que éste hace o no hace, de su conducta, sus emociones, sus acciones y de cómo las ejecuta. Y es que el cerebro es una especie de archivo en el que se va guardando todo lo que captamos a través de nuestros sentidos. Es así como también entra en juego la asociación, llegando a un conjunto de respuestas dadas por lo sensorial, las experiencias, los conocimientos, la cultura, entre otros aspectos.

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